sábado, 5 de junio de 2010

Conclusión 108

Existen diferentes tipos de miedo: miedo a la oscuridad, miedo a las serpientes, miedo al agua, miedo a las alturas, miedo a la muerte... A lo largo de nuestra vida experimentamos diferentes miedos. Unos son restituidos por otros, unos pocos permanecen y la gran mayoría desaparecen. Entre una extensa e interminable lista de fobias, algunas un tanto peculiares, destaca el miedo a desaprovechar el tiempo.

¿Nunca nadie ha sentido que ha desaprovechado y/o perdido el tiempo? Quizás estuviste preparándote ese examen tan difícil durante dos semanas, para luego sacar un mísero dos. Quizás estuviste estudiando durante cinco años una carrera y al finalizarla te diste cuenta que no te gustaba. Quizás empleaste todos tus esfuerzos entrenándote día a día para ganar esa competición y acabaste descalificado. Quizás construiste tu mundo de felicidad y descubriste que todo era un engaño.Miles de ejemplos para un simple sentimiento.

Uno de mis grandes miedos es ese. Me imagino dentro de setenta años, arrugada como una pasa, sentada en mi mecedora, contemplando el fuego de la chimenea, sintiéndome sola. Sentir que has desaprovechado toda tu vida, setenta y picos años tirados a la basura. ¿Cómo sentirse? Queramos o no, nuestra vida depende del tiempo. Si desaprovechamos el tiempo en cierta manera también desaprovechamos nuestra vida. 

Algo que nunca nos podrán devolver es el tiempo. El tiempo que dejamos pasar, el que desperdiciamos, el que empleamos haciendo otra cosa. Ese tiempo nunca volverá. A veces resulta irremediable mirar hacia el pasado y contemplar que  hemos desperdiciado parte de nuestra vida, una parte que por mucho que nos empeñemos nunca nos devolverán.

Carpe diem



1 comentario:

Anónimo dijo...

la espera merece la pena ;)