Existen dos clases de personas: los que luchan y los que se resignan.
Los luchadores pueden que no consigan ganar la batalla de la vida, sin embargo, siempre les queda el consuelo de haber hecho todo lo que estuvo en su mano para ganarla. Los que se resignan la dan por pérdida antes de empezarla, se dejan llevar por el destino sin tratar de luchar a contracorriente. No viven, simplemente se resignan a esperar su final.
¿Luchar o morir? Todo se reduce a eso.
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