¿Te he contado alguna vez que tengo un lugar secreto? Escondidita en mi jardín, detrás de mis campanillas violetas, está la puerta que conduce, entre otras cosas, a ese mágico lugar. En él, no importa el tiempo que hace ni la hora que es. Las cosas superfluas desaparecen y solo permanecen aquellas que me hacen feliz. Vaya a donde vaya, un sol radiante guía mi camino sin importar cual sea. Puedo cambiar miles de veces de dirección, puedo incluso dar marcha atrás, puedo hacer todo lo que quiera sin que nadie se oponga. Todos absolutamente todos me reciben siempre con una sonrisa en los labios. Me acogen, me aconsejan y en su idioma nunca existen palabras como dolor, odio, miedo o rencor. Desde que lo descubrí, mi pequeño lugar secreto ha cambiado muchas veces para estar siempre a mi gusto. A veces aparecía una montaña, otras se transformaba en una playa. No había ningun impedimento para que todo fuera agradable. Daba igual que no volviera en meses, siempre estaba como lo había dejado. En él todo es perfecto, bueno, mas bien, casi perfecto porque mi lugar secreto tiene un pequeño fallo: solo puedo visitarlo yo.
1 comentario:
Todos tenemos un lugar asi, y es genial poder visitarlo cuando se necesita!
Me gustan tus conclusiones :)
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