La ilusión es una de las razones por la que cada mañana podemos levantarnos para enfrentarnos a un nuevo día. Desde pequeños nuestras ilusiones forman parte de nuestra vida cotidiana, haciendo que nuestra vida no sea una monotonia. Ilusión por tener la nueva videoconsola, ilusión por salir con ese chico, ilusión por terminar la carrera, ilusión por ascender, ilusión por casarse, ilusión por tener hijos, ilusión por tener nietos, ilusión por viajar... Miles de ilusiones se amontonan en nuestra cabeza. Sin embargo la mayoría de ellas nunca se llegan a cumplir. Al principio, este hecho nos frustra y nos desanima, llegamos a tal desesperación que nos prometemos a nosotros mismos que nunca mas volveremos a ilusionarnos, pero al final siempre terminamos haciendolo. Quizas sea un duro golpe darte cuenta que nunca se cumplirá esa ilusión, pero hasta entonces solo con imaginartela eres feliz durante un instante. Quien nunca ha sonreido como un idiota mientras imaginaba ese viaje que tanto soñaba o ese coche que tanto deseaba. Quien nunca ha sido feliz imaginando que todos sus deseos se hacían realidad. Todos nos ilusionamos, todos nos alegramos y todos sufrimos pensando en un futuro mejor. A veces cuando descubrimos que ese futuro nunca llegará solemos analizar punto por punto el motivo, o bien hechamos la culpa a los demas o a nosotros mismos. ¿Qué es peor? No lo sé. Quizás la culpa no sea de nadie, quizás ese sueño era inalcanzable, quizás los astros no estaban alineados en ese mismo instante, quizás el karma te castigo, quizas Dios penso que era mejor así. Hay tantas posibles razones que resulta imposible saber cual es la verdadera. Realmente no importa cual sea el motivo, lo importante es saber seguir adelante aunque nuestra ilusión no se cumpla. Como afrontemos ese hecho depende de cada persona. Algunos se apoyan en sus más allegados, otros niegan la realidad y mantienen la mente ocupada. ¿Sabes que es lo peor de negar la realidad? Durante el día puedes mantenerte ocupado, pero existe un instante en el que irremediablemente terminas pensando en aquello que tanto evitas. En el momento justo en el que te vas a dormir y pones tu mente en blanco esperando a dormirte, es entonces cuando un boom de pensamientos de los cuales has huido todo el día se acumulan en tu cabeza. Que hubiese pasado si hubiese hecho esto o esto otro, si hubiese ido a tal sitio o si le hubiese dicho esto otro. Comienzas a montarte tu propio guión de esa pelicula que ya no vivirás. Mantienes la ilusión de que esa escena sea una mala escena rodada y que de un momento a otro el director grite CORTEN y comiences a rodarla de nuevo. ¿Cuantas veces hemos deseado eso? Si nuestra vida fuese una pelicula cuyo guión fuese un final feliz a nadie nos importaria volver a rodar una escena una y otra vez hasta que esta fuese la adecuada.
2 comentarios:
Muy buen post!
Lo bueno de que nuestra vida no sea un guión acabado es que nosotros escribimos cada línea, y de las malas líneas.. aprendemos todo lo posible.. y así trazamos mejor las siguientes ;)
Gracias, nunca llegué a pensar que a alquien le pudiera interesar lo que escribo ^^
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