A medida que pasa el tiempo tengo mayor certeza de que la ilusión es más un defecto que una virtud. Aquellas personas que se ilusionan por todo, terminan normalmente siendo infelices. Siempre tienden a idealizar todo, imaginan una tarde perfecta, una persona perfecta, un viaje perfecto... todo perfecto. Sin embargo, nada es perfecto, todo tiene su lado bueno y su lado malo. Al imaginar e idealizar un momento especial, cuando éste se realiza termina defraudando y dejando un pequeño mal sabor de boca. Absolutamente nada se cumple tal y como lo pensamos, y en cierto modo, es algo positivo, ya que nos provoca sorpresa, incertidumbre, alegria... Si desde un principio supieramos que iba a pasar, la vida dejaría de tener atractivo. Si supiesemos que tal día pasará tal cosa y nos dirán esto otro, dejaríamos de llevarnos sorpresas. Vale, quizás algunas sorpresas son amargas, ¿pero a quién no le gustan las sorpresas dulces? Lo mejor sería dejarse llevar, tratar de no imaginarse nada y esperar a que ocurra, así conseguiremos un momento de felicidad completo. Aunque lo peor de todo no es imaginar una tarde perfecta, si no imaginar una persona perfecta. A partir de una base, comienzas a añadir esta personalidad, este carácter, estas opiniones... vas construyendo poco a poco tu persona perfecta tomando como base a alguien real. Cuando tienes a tu persona ideal y la comparas con la real acabas llevandote tal desilusión que incluso terminas deprimiendote. La estupidez humana no alcanza limites y la mía creo que cada día es más grande.
*Por un tiempo no actualizaré, se acercan los bonitos examenes de evaluación.
*Por un tiempo no actualizaré, se acercan los bonitos examenes de evaluación.
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