Cuando un grupo de monos presienten algún tipo de peligro, su ansiedad se dispara y debido al instinto, se apiñan y acicalan los unos a los otros. Nada de esto les sirve para evitar el peligro, pero sí para aliviar la sensación de soledad.
Nosotros, como "primos lejanos" de los monos, en ocasiones también necesitamos esa presencia dulce, constante y tranquilizadora que nos apacigüe ante cualquier situación de incertidumbre. Sin embargo, muchos lo ignoran.
No hay comentarios:
Publicar un comentario