Nada, absolutamente nada es para siempre ni siquiera la amistad y ni mucho menos el amor. No digas para siempre, no prometas para siempre, nadie puede asegurarte que ese para siempre se cumplirá. Te prometo que estaré a tu lado, te prometo que nunca te fallaré, te prometo que nadie te hará daño. Te prometo, te prometo, te prometo... A lo largo de nuestra vida, ¿cuántas veces habremos dicho esa palabra? ¿Y cuántas veces la habremos cumplido? ¿Para que sirve? Solo te da nuevos sueños, nuevas esperanzas y al final nuevas desilusiones. Para eso sirven las promesas para nunca cumplirlas.
Te prometo que nunca más te prometeré.
Te prometo que nunca más te prometeré.
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