Cuando estudiamos historia solemos dividirla en diferentes etapas: Prehistoria, Edad Antigua, Edad Media, Edad Moderna y Edad Contemporánea. El inicio y final de cada una de ellas está determinado por un hecho concreto que marca la diferencia entre una era y otra.
Al igual que en historia, nuestra propia vida puede dividirse en diferentes períodos. Los acontecimientos que delimitan un período de otro suelen ser muy diversos pero al final siempre están relacionados con otras personas. Nuestra época de mayor felicidad cuando conociste a esa persona especial, la caída del Imperio Feliciano cuando desapareció alguien importante en tu vida...
Queramos o no, nuestra felicidad siempre está supeditada a las personas que nos rodean. Como dice el dicho Quien bien te quiere, te hará llorar, aquellas personas que te han hecho feliz en tantas ocasiones, al final una o varias veces te harán sufrir. Entonces, ¿realmente merece la pena tanta felicidad para que luego se convierta en sufrimiento? Sí, al igual que la felicidad está unida al dolor, el dolor está unida a la felicidad. Están separadas por la misma distancia, únicamente tienes que encontrar a la compañía adecuada para que te haga el trayecto más ameno.
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