Entró en casa dando un portazo. Subió las escaleras a tropincones y se encerró en su habitación. Tras ella, su hermano le siguió hasta su puerta. Le llamó dos veces y entró sin hacer ruido en la habitación. La encontró tumbada en la cama, con la cara escondida en la almohada, llorando sin desconsolación. Sin decir nada, se sentó en el borde de la cama y pronunció en susurros su nombre. Poco a poco, la pequeña niña levantó su cara de la almohada y se acercó a su hermano. Se abrazó fuertemente a él y entre sollozos articuló:
-Hoy, en el colegio, hemos tenido que hacer una redacción sobre cómo sería nuestra vida dentro de diez años. Todos hablaron sobre sus importantes vidas como astronautas, futbolistas y pilotos de coches. Yo, toda ilusionada y convencida, escribí que dentro de diez años viviría en un castillo con mi príncipe azul. Mi príncipe me habría rescatado de las garras de un temible dragón y me había llevado a su castillo. Allí habría sido atento conmigo y habríamos sido felices para siempre. La profesora cuando lo leyó se echó a reír. Al devolvernos las redacciones corregidas, todos tenían un diez menos yo. Mi redacción estaba tachada y en grandes letras rojas ponía:
No existen los príncipes azules
No existen los príncipes azules
3 comentarios:
Si que existen, lo que pasa que para tenerlo hay que ganarselo ;)
no existen aunque cada una nos podamos pintar el nuestro nadie es perfecto pero siempre hay alguien que para cada una roza la perfeccion ese alguien que se combierte en nuestro principe azul particular...
Al igual que no existe el principe azul, tampoco existe la princesa perfecta. Nuestro error es buscar la perfección donde no existe.
Gracias por pasaros y comentar. Un beso y felices fiestas!
Publicar un comentario