Somos promiscuos del te quiero. Tantas veces hemos llegado a decir y oír te quiero que hemos terminado desvalorizándolo. Ahora un te quiero es lo mismo que un beso o un adiós, una forma más de despedida que decimos sin pensar. Existen pocos te quieros sinceros, esos te quieros que consiguen arrancarte una sonrisa estúpida en la cara y que te hacen feliz durante unos segundos. Todo eso ha sido sustituido por un mero te quiero o incluso por una abreviación: teeq, tqm, tq... Te quieros vacíos y sin sentimientos, te quieros que no significan nada pero que si no los pones significan todo.
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