La Ley del Karma nos controla y vigila a cada momento y por eso cualquier acto bueno o malo de nuestras vidas tiene sus consecuencias. Todo el mal que hagamos tenemos que pagarlo y todo el bien que hacemos nos será recompensado. Dios nos dió libre albedrío y podemos hacer lo que queramos, pero de todos nuestros actos tenemos que rendir cuentas ante la justicia divina.
Todo se resume al Karma. Produce una sonrisa y recibiras una rosa. Provoca una lagrima y obtendras una espina. ¿Quién quiere guantes para no pincharse?
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