-En esta emisora siempre ponen las mismas canciones, ¡dan mala gana! PIIIIII ¡Y tu qué pitas! ¡Si no te gustan los atascos haber ido andando! Anda llama a tu tia y dile que vamos a tardar.
- Ya le mando un sms.
-No, llamala.
-No tengo saldo para llamarla.
-Pues toma mi movil.
-No, da igual ya le mando un sms que es mas rapido.
-Chica que no te va a morder, llamala.
-Da igual, ya se lo he mandado.
-Siempre igual...
Los atascos. Siente cierta atracción por ellos. Es un buen momento para desconectar y reflexionar. Bueno, al menos para ella. Para su padre, en cambio, es una situacion desagradable. Avanzar y frenar al medio metro. Bocinas. Gritos. Resulta estresante. Mientras el nivel de estres de su padre aumenta, ella se recuesta en el asiento, mira a la gente pasar y empieza a pensar. Todo desaparece. No oye ni los gritos ni las bocinas. Aun menos la música y ni si quiera la voz de su padre. Observa, mira y piensa. Ve a niños, jovenes y ancianos. Recuerda momentos. Piensa en el pasado, en el presente y en el futuro. Su mundo se para, se convierte en una espectadora de la vida de los demás. Aquella pareja de ancianos que van a misa. Aquel niño con su palma llena de chucherias. Aquella niña presumida que enseña a sus amigos su vestido nuevo. Ciclistas que pasan alrededor. Policias de trafico. "Deportistas" corriendo por el parque. Niños en patines. Cualquier cosa le sirve para desconectar. No pensar. Dejar la mente en blanco. Imaginar. Soñar... ¿Puede ser feliz en medio de un atasco? Una bocina más. El coche arranca y por fin salen del atasco. Le ha sabido a poco, aunque por la cara de su padre para él no ha sido tan gratificante. Le mira. Sonríe y continua pensando. Definitivamente le encantan los atascos.
- Ya le mando un sms.
-No, llamala.
-No tengo saldo para llamarla.
-Pues toma mi movil.
-No, da igual ya le mando un sms que es mas rapido.
-Chica que no te va a morder, llamala.
-Da igual, ya se lo he mandado.
-Siempre igual...
Los atascos. Siente cierta atracción por ellos. Es un buen momento para desconectar y reflexionar. Bueno, al menos para ella. Para su padre, en cambio, es una situacion desagradable. Avanzar y frenar al medio metro. Bocinas. Gritos. Resulta estresante. Mientras el nivel de estres de su padre aumenta, ella se recuesta en el asiento, mira a la gente pasar y empieza a pensar. Todo desaparece. No oye ni los gritos ni las bocinas. Aun menos la música y ni si quiera la voz de su padre. Observa, mira y piensa. Ve a niños, jovenes y ancianos. Recuerda momentos. Piensa en el pasado, en el presente y en el futuro. Su mundo se para, se convierte en una espectadora de la vida de los demás. Aquella pareja de ancianos que van a misa. Aquel niño con su palma llena de chucherias. Aquella niña presumida que enseña a sus amigos su vestido nuevo. Ciclistas que pasan alrededor. Policias de trafico. "Deportistas" corriendo por el parque. Niños en patines. Cualquier cosa le sirve para desconectar. No pensar. Dejar la mente en blanco. Imaginar. Soñar... ¿Puede ser feliz en medio de un atasco? Una bocina más. El coche arranca y por fin salen del atasco. Le ha sabido a poco, aunque por la cara de su padre para él no ha sido tan gratificante. Le mira. Sonríe y continua pensando. Definitivamente le encantan los atascos.
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