lunes, 14 de diciembre de 2009

Conclusion 41

-Mira, huele estos guantes.
-Yo no huelo a nada.
-Yo sí, huelen a él.
-Yo sigo sin oler nada...
-Shh me quedo con sus guantes y su olor.


-¿Qué te pasa?
-Su olor, ya no lo recuerdo, después de tantos meses se me ha olvidado.
-¿Quieres mis guantes? No son su olor pero huelen a tío.
-No es lo mismo, solo me sirve su olor.


-¿Diga?
-¡Soy yo! ¿Sabes que? Hoy he pasado por su lado y durante una décima de segundo mi pelo ha tocado su brazo, ¡tengo su olor en mi pelo! Es tan cálido, tan embriagador...
-¿Sabes que tarde o temprano tendrás que lavarte el pelo y se te ira su olor?
-Lo sé, pero hasta entonces me dedico a volver a recordarle...


En ocasiones las personas quedan grabadas en nuestra memoria mediante olores, sabores, sonidos, canciones... cualquier cosa sirve para recordar a aquella persona que nunca volverá.

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