Ahí está como una loca escribiendo sin parar. Entre garabatos, tachones y lágrimas escribe cada palabra, cada diálogo, cada momento del día. Quiere guardarlo todo, transcribir cada escena de su día a día con ella. Sabe que si no lo hace, en unos días o quizás en unas horas todas esas experiencias se habrán perdido. Quiere recordar todo. Debe recordar todo. Lucha contra el reloj. Una lucha desigual que acabará perdiendo cuando la cuenta atrás llegue a cero. Será entonces cuando recurrirá a sus notas, leerá y leerá para impedir que el tiempo borre todo. Se aferrará a fotografías y vídeos para no olvidar aquella voz que oía todas las mañanas al despertar. Se pellizcará hasta que no sienta el brazo, con la esperanza de despertarse de su larga pesadilla. Después de todo, todavía en un recóndito lugar de su conciencia existe un pequeño haz de esperanza que le consuela y le dice que todo saldrá bien.
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