Un silencio atronador se extiende por toda la playa. Solo las olas y un lejano jadeo lo rompen. A lo lejos, una pareja de corredores recorren la línea de la costa. Él, delante. Ella, fatigada,detrás.
-¿Estás bien? Si quieres voy más despacio.
-Tranquilo, estoy bien. Sigue a tu ritmo. Yo ya correré detrás de ti, contemplando tu espalda musculosa.
Cada día, cuando los primeros rayos de sol comienzan a calentar la arena, salen a correr, llueva o granice. Cada día, ella trata de seguir su ritmo, pero siempre acaba unos pasos por detrás. Cada día, ella observa impasible como su sueño se escapa corriendo.
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