viernes, 31 de diciembre de 2010

Conclusión 141

Faltan pocas horas para el año nuevo y yo todavía no he hecho un balance de este. Este año no lo haré, después de todo sé cuales han sido mis mejores momentos y cuales los peores, ¿para qué recordar todo lo malo? ¿Para qué volver a revivir como una película cada instante, cada gesto, cada palabra? Prefiero que todo eso permanezca en mi recuerdo como una simple pesadilla, una pesadilla de la que cada día poco a poco parece que me voy despertando. Los buenos momentos siempre estarán ahí, recogidos en fotografías o en sonrisas, no importa que al cabo de los años se difuminen en mis recuerdos, lo importante ante todo es que los viví y que durante esos instantes fui feliz.

Los propósitos para nuevo año son los mismos que para este. Esos propósitos que vas dejando día tras día y a lo que te das cuenta ya es diciembre otra vez. Mi filosofía es siempre la misma: no importa que sea 1 de enero, que sea lunes o principio de mes, para iniciar el camino hacia el cambio cualquier día es importante, no necesitas esperar a que sea una fecha señalada en el calendario.

Por último, os deseo a todos feliz año y sobretodo que tengáis la suficiente fuerza de voluntad como para que cumpláis todos vuestros propósitos.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Conclusión 140

Entró en casa dando un portazo. Subió las escaleras a tropincones y se encerró en su habitación. Tras ella, su hermano le siguió hasta su puerta. Le llamó dos veces y entró sin hacer ruido en la habitación. La encontró tumbada en la cama, con la cara escondida en la almohada, llorando sin desconsolación. Sin decir nada, se sentó en el borde de la cama y pronunció en susurros su nombre. Poco a poco, la pequeña niña levantó su cara de la almohada y se acercó a su hermano. Se abrazó fuertemente a él y entre sollozos articuló: 

-Hoy, en el colegio, hemos tenido que hacer una redacción sobre cómo sería nuestra vida dentro de diez años. Todos hablaron sobre sus importantes vidas como astronautas, futbolistas y pilotos de coches. Yo, toda ilusionada y convencida, escribí que dentro de diez años viviría en un castillo con mi príncipe azul. Mi príncipe me habría rescatado de las garras de un temible dragón y me había llevado a su castillo. Allí habría sido atento conmigo y habríamos sido felices para siempre. La profesora cuando lo leyó se echó a reír. Al devolvernos las redacciones corregidas, todos tenían un diez menos yo. Mi redacción estaba tachada y en grandes letras rojas ponía:  
No existen los príncipes azules

jueves, 23 de diciembre de 2010

Conclusión 139

Siempre habían avanzado juntos en el mismo camino. Ayudándose a levantarse después de cada caída. Luchando por las mismas ilusiones. Todo parecía perfecto. Sin embargo, un día, sin darse cuenta, un pequeño muro fue construyéndose poco a poco entre ellos, separando para siempre sus caminos. No se percataron de ello hasta que una noche, tras un fuerte viento, trataron de refugiarse en el otro. Su búsqueda fue en vano, puesto que lo único que había a su lado era un alto y gélido muro. 
 
Intencionadamente o no, en ocasiones desperdiciamos nuestras oportunidades confiados en que habrá otras futuras, sin percatarnos que puede ser esa la única oportunidad que tengamos.


"Si buscabas el momento adecuado, era ese." Jack Sparrow

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Conclusión 138


Café, comida y risas muchas risas. Esos son los ingredientes de una tarde perfecta de reencuentro. Sin embargo, a veces no puedes evitar una pequeña pizca de nostalgia detrás de cada sonrisa.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Conclusión 137

 -Esta brújula no señala el norte.
-¿Hacia donde señala?
-Señala hacia lo que uno más desea en este mundo.

 
¿Sabemos realmente lo que queremos? A lo largo del tiempo podemos cambiar miles de veces de opinión, incluso aquello que tanto hemos deseado puede convertirse en indiferencia de la noche a la mañana. Siempre deseamos aquello que nunca podemos alcanzar, sin darnos cuenta que en realidad lo que realmente queremos está a unos pocos pasos de nosotros.

Pd.La foto no corresponde con la escena de la película pero no he podido encontrar otra

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Conclusión 136

¿Quieres que te cuente un cuento? ¿Los Tres Cerditos, El Patito Feo, Blancanieves? Puedes elegir cualquiera. ¿Cuál te gusta más? O mejor aún, ¿por qué no contarte un cuento protagonizado por los cerditos, el patito feo y la madrastra de blancanieves? ¿Final feliz? No, mejor uno triste, en el que los cerditos se quedan sin casa, el patito feo continúa siendo feo y la madrastra acaba con Blancanieves. No te dejes engañar por los cuentos infantiles, después de todo, los cerditos se quedaron sin casa por la hipoteca, el patito feo-cisne acabó siendo pato a la orange y el beso del príncipe no resultó ser el antidoto adecuado.
Los finales felices no existen, siempre hay algo que los jode destruye.

... y fueron felices y comieron perdices.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Conclusión 135

Comparar, aunque no nos queramos dar cuenta, nos pasamos toda nuestra vida comparando. Desde que somos pequeños empezamos a comparar cosas insignificantes: su camión es mas grande, su muñeca tiene mas vestidos, su camiseta de fútbol es de la ultima temporada... A medida que crecemos seguimos comparándonos con los demás: ella esta mas delgada, su novio es mas guapo, tiene un móvil nuevo, le han regalado una moto... No solo comparamos cosas materiales si no también situaciones, sentimientos, estados de animo de los demás y de los nuestros propios. ¿Cuantas veces has mirado hacia tu situación personal en el pasado y has deseado volver a ella? Siempre terminamos comparando nuestro presente con el pasado, lo que nos conlleva a la melancolía por tiempos mejores que ya no vuelven. Parece que estemos programados biológicamente para ser infelices y buscar siempre ese "pero" que nos impide conseguir la felicidad, permaneciendo estancados en la melancolía y la tristeza, sin poder mirar a un futuro prometedor y mejor. Nos gusta comparar, pero siempre haciendo comparaciones en la que el otro sea el mejor y nosotros el peor.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Conclusión 134

El amor nace de un pequeño y delicado capullo. Regándolo y dándole cariño cada día, el capullo comienza a abrirse y mostrar todo su esplendor. Durante un tiempo determinado, a veces corto otras largo e incluso infinito, el capullo muestra toda la belleza de su rosa, toda su magnificencia. En ocasiones, la rosa comienza a marchitarse y termina sin pétalos, desnuda y desprotegida. La razón de esto es muy diversa. Alguna vez, es porque se ha regado demasiado, otras en cambio, es porque se ha secado. Al fin y al cabo, la razón no es lo importante, lo importante es el hecho, esa hermosa rosa se desaprovechó y terminó marchitándose. Nunca más vuelve a resurgir la misma rosa, pueden crecer otras más hermosas o más pequeñas, pero nunca son la rosa inicial. Su belleza se ha perdido para siempre y nunca podrá volverse a contemplar.